Rompiéndole el culo a Mili (12)

Capítulo 12

Jugando al caballito

Mili parecía un foquito de Navidad, por momentos pálida, por momentos roja, al borde de las lágrimas... Javier estaba a escasos metros de nosotros, no sabíamos cómo, pero él sabía que yo estaba allí… en ese cubículo…

He pasado por situaciones similares anteriormente, más que nada porque tenía la experiencia adquirida en una relación filial hacía unos años, me había dado cierto aplomo y rapidez mental para salir de estas situaciones… Si pude en su momento salvarme de mis padres y mis familiares, creo que no sería difícil deshacerme de Javier…

- Mira… él me está buscando a mí… yo salgo, le doy el encuentro y después de cinco minutos tu sales… le susurré a Mili.

Ella no atinó a decir nada, con las justas movió su cabeza afirmativamente, tomé mis cosas para salir… cuando la perilla de la puerta giró… ¡Mierd…!...

Mili estaba cerca de la puerta, en acto reflejo la empujé a un lado, para que quedara detrás de la puerta. Ella entendió y siguió esa dirección, ubicándose tiesa, cual estatua, detrás de la puerta.

- Hola Javier… dije un poco agitado, conteniendo la puerta, para que no le diera en las narices a Mili.

- Que tal Danny… ¿has visto a Mili?, me dijeron que la vieron por aquí.

- No… bueno, si… paso por acá… estaba preocupada por el trabajo del curso que llevamos juntos, le dije que el profe no había venido… así que se fue tranquila… respondí, intentando no ser dubitativo, aunque sentía la nerviosa respiración de Mili sobre la mano que contenía la puerta.

- ¿Hace cuanto?... preguntó extrañado, parecía que quería entrar al cubículo a continuar la plática. Solo mi cuerpo y mi actitud se lo impedían.

- No sé, unos quince o veinte minutos... oye mira… me muero de hambre… vamos por ahí a comer algo… dije para salir del apremio.

- Solo si tú invitas… respondió sonriendo.

- Está bien… respondí aliviado, muy pocos se resisten a un almuerzo gratis.

Cerré la puerta, me imaginaba al interior Mili recuperando su color y la respiración…
- Oye ese cubículo huele raro… ¿no te habrás estado pajeando?... me dijo Javier en son de broma y casi me atoro con mi saliva.

- Como crees, solo tú harías una cosa así… respondí devolviéndole la broma.

- Jajajaj… tienes razón… se ufanó él.

- ¿Cómo sabías que estaba acá?... le pregunté para cambiar de tema y no ahondar en los olores y en lo sucedido en ese cubículo.

- Fácil… solo un tonto como tú se queda en la biblioteca cuando hay final de fútbol femenino en el coliseo… me dijo riendo.

Ah, claro por eso la biblioteca estaba vacía, el equipo de futsal femenino de la facultad iba a jugar la final del campeonato universitario… y eso nadie quería perdérselo, casi todos estaban en el coliseo

- Ya… en serio…

- Guille vino a devolver un libro y me dijo que te vio entrando al cubículo…

- ¿Y cómo sabías que Mili pasó por acá?...

- No lo sabía, solo pregunté… repuso.

Diablos, mejor no sigo indagando al respecto porque yo mismo me puedo poner al descubierto... me dije. Así que me apuré en sacar a Javier de la Biblioteca, pero en el camino a la puerta le sacó su celular….

- ¿A quién vas a llamar?.... pregunté algo preocupado.

- A Mili… creo que está molesta conmigo…

Caraj… si el celular de Mili suena dentro del cubículo, nos jodimos, se va a dar cuenta de que ella está adentro.

- Mierd… me quede sin crédito… dijo molesto al escuchar el mensaje de la operadora.

- Estas con suerte… dije socarronamente, aunque aliviado porque el de la suerte era yo.

Salimos a comer. No tuve que preguntarle, me contó de su amiga la tetona succiona vergas, de cómo lo habían pasado el fin de semana. Yo me reía, a veces de la forma en que contaba las cosas y otras recordando o haciendo una semejanza con las que hice yo con Mili…

Idiota, teniendo a Mili se mete con una tipa que por lo que dice es la mas experimentada de la ciudad, casi una mujerzuela… quizás eso acalla su morbo… cada quien satisface sus apetitos como gusta.

Quizás por esa costumbre de andar o de estar con mujeres de ese tipo, de gran trayectoria amatoria, por eso no había podido descubrir el fuego interior de Mili, no había descubierto su punto débil, no había sabido incitarla de manera sutil a esos oscuros placeres.

Javier no tenía paciencia ni ganas de enseñarle esas mañas a Mili, esperaba que por su escultural cuerpo ella tuviera toda la experiencia necesaria, que Mili supiera de esas cosas, así que él simplemente iba al grano, como lo hacía con las otras chicas… y quizás en parte Javier se frustraba al ver que en la cama Mili no tenía toda la experiencia que aparentaba tener.

En parte aquella fascinación que Javier tenía por esa chica, la succiona vergas, no le conocía otro nombre, me había resultado beneficiosa, ya que pude disfrutar de Mili. Si Javier hubiera llamado ese sábado en la noche, no hubiera pasado aquel magnífico fin de semana con Mili, explorando cada rincón de su anatomía en cada rincón de mi casa.

Inclusive, al terminar el almuerzo, Javier me llegó a pedir que intercediera por él con Mili, había notado que ella lo estaba evitando, no contestaba sus llamadas… para que no me insistiera le dije que vería qué podía hacer… así mi cornudo compañero se quedó tranquilo…

Aunque me dijo que no me apurara en hacerlo, porque el miércoles iba a salir con otra tipa que al parecer solo le gustaba que le den por atrás… A esas alturas ya ni me remordía la conciencia por ponerle los cuernos a Javier…

Ese miércoles mientras Javier satisfacía todos sus apetitos anales con su amiga, yo iba al cine con Mili… Había un poco de nerviosismo entre ambos, era la primera vez que salíamos juntos como una pareja…

Las cosas se dieron de una manera extraña, me llamó en la noche y me dijo que estaba aburrida. Fui a verla, conversamos un rato, en realidad aparte de conocer su cuerpo no conocía mucho de ella y de sus gustos, solo de sus recientes apetitos sexuales.

Así, conversamos sobre películas, casi teníamos los mismos gustos al respecto. Hacía unas semanas que habían estrenado una película que a ambos nos hubiera gustado ver, pero por esos trabajos de la universidad y nuestros encuentros y desencuentros amatorios, no habíamos tenido oportunidad de ir a verla…

- Danny vamos a verla ahora… mira que no debe faltar mucho para que la saquen de cartelera… me dijo Mili.

- Oye pero es un poco tarde, tu crees que haya alguna función a esta hora… repuse.

Eran casi las 10 y calculaba que hasta que lleguemos al cine serían cerca de las 11 de la noche, ya saben por el tiempo de viaje y lo que demoran algunas chicas en arreglarse.

- Mira hay una función a las 10:30pm… me dijo mostrándome la sección de cine de un periódico.

- Ese cine está un poco lejos… ¿Tú crees que lleguemos?...

- Si salimos ahora, sí… ¿Qué dices?.... me dijo animada.

- Vamos… respondí, no me podía negar.

Su padre estaba fuera de la ciudad y su madre no puso mayor objeción a que saliera conmigo, me conocía por los trabajos de la universidad que hacíamos.

Ella no necesitó cambiarse, llevaba una falda negra que le quedaba por encima de las rodillas, con unas pantimedias del mismo color cubriendo sus piernas, seguro por el frió, una blusa y un suéter cubriéndola, tenía una apariencia un poco casera, un poco formal, casi de oficinista, pero no se veía mal. Por suerte era de las que no necesita arreglarse mucho para verse bien.

Llegamos cuando pasaban los avances de otras películas, algunos asientos de atrás estaban ocupados, había muchos espacios, pero era la primera vez que salíamos juntos, casi formalmente como novios… así que queríamos estar solos… La zona media de la sala estaba casi desierta y las primeras filas vacías… hacia allá nos dirigimos…

La abracé, ella se recostó sobre mi hombro, nos dimos algunos besos cariñosos. Al poco rato inició la película, un poco lenta… como mi mano subiendo sobre su cintura hacia sus senos, desabotonando su blusa… ella no protestó… solo me beso con mayor efusividad…

Mi mano estrujaba sus senos, sus pezones, y su lengua me retribuía el favor… me sobaba el pecho, el abdomen, tome su mano y la dirigí a mi pantalón… si yo masajeaba sus senos ella podía prodigarme el mismo placer en mi verga.

Ella lo entendió, mejor de lo que pensé, no se limitó a acariciar mi verga sobre el pantalón, sino que se dio maña para meter directamente su mano atrapando mi erecto pene…

Yo hice lo propio y mis dedos se deslizaron por su suave abdomen, pasando por su falda, acaricie sus piernas a través de sus delgadas panties, subiendo mis manos hasta llegar a su tibia y húmeda conchita, un shock eléctrico la recorrió… ahogó un gemido entre su garganta y nuestras lenguas.

Su siguiente reacción, casi maniática, fue sacar su mano, desabrocharme el pantalón, bajarme el cierre completamente y rebuscar en mi bóxer hasta sacar por completo mi verga, dura… quería sentirla libremente con sus dedos… palpar toda su rigidez… sabía que aquel instrumento se ponía así por ella, y que aquella masa de carne podía complacerla…

No importaban los demás en el cine, tal vez hacían lo mismo desde sus ubicaciones, o quizás solo veían la película, que más daba… nosotros agazapados en las butacas dábamos rienda suelta a nuestros instintos… escondidos de la vista de los pocos asistentes a esa sala, sin nada que temer.

Mis dedos no dejaban de proporcionarle ese agradable cosquilleo en sus labios vaginales y ella respondía con candorosos besos, con sus dedos acariciando mi verga… parecía que iba a explotar de placer… hasta que no pudo más… quiso sentir en sus labios lo que mis dedos hacían en su vagina…

Sus jugosos y carnosos labios se apartaron de mi boca y fueron descendiendo a mi verga…

- ¿Qué haces?... me atreví a preguntar ingenuo, a media voz.

No me respondió, absorbida por su propio morbo no dudo en meterse mi verga a la boca y succionarla, me sobresalté un poco en el asiento al sentir su lengua en mi verga. Unas gotitas de leche salieron instantáneamente al sentir sus carnosos y suaves labios recorriendo mi verga, ella no protestó, sumida en su excitación prosiguió con su labor.

A pesar de la incómoda posición, Mili siguió mamando mi verga. Yo complacido, acariciaba sus cabellos y por momentos me daba maña para acariciar sus senos. Estaba en la gloria.

Llegó un momento en que ella cesó su labores, quizás volvió a la realidad. Habrá menguado su excitación y se habrá dado cuenta de donde estamos… pensé un poco mortificado, ya que había dejado su trabajo a medias. Por fortuna me equivoqué.

Al parecer no podía seguir en aquella incómoda posición, se deslizó por el asiento hasta quedar de rodillas frente a mi, en ningún momento soltó mi verga… yo solo me limité a abrir mis piernas para darle un espacio…

Con rostro poseído por el placer y la lujuria, me miró desde su posición, reconoció mi mirada excitada entre los chispazos de la pantalla que iluminaban la semidesierta sala de cine. Sonrió y nuevamente se engulló mi verga de a pocos, mirando de vez en cuando hacia arriba, complacida de mis reacciones, de mi pecho jadeante…

Sus labios soltaron mi verga, solo sus dedos siguieron pajeándome. Se incorporó un poco, me agazapé para darle el encuentro, pensé que me quería besar, sin embargo tomó mi cuello y me susurro al oído:

- Te necesito ahora…

- Vamos a otro lado… le dije.

- No aquí… me dijo, casi suplicó con su apagada voz.

Era una locura… nunca había llegado a esos extremos en el cine… no había pasado de las caricias y pajeos en los asientos. En ese momento no me llegué a imaginar como hacerlo, solo supuse que Mili podría sentarse sobre mi verga dándome la espalda, pero sería muy obvio para los pocos espectadores detrás nuestro lo que estábamos haciendo allí…

Por suerte la mente de Mili fue más creativa. Ella que ya estaba de rodillas en el piso, solo giró el cuerpo hacia el pasillo que formaban los asientos levantados, puso sus manos en el piso y esperó que entendiera su insinuación…

Era evidente, ella estaba en cuatro patas como perrita ansiosa esperando que la cogieran, dudé un poco en aunarme a su posición… pero ella no estaba para dejarla así… fue subiendo su falda, mostrándome sus esplendorosas nalgas, y el liguero que unía las pantimedias en sus piernas con su pequeña tanga… parecía una conejita de playboy… y contra esa seductora imagen no se puede luchar.

Solo me quedó deslizarme a través de mi asiento, tratando de no hacer mayor ruido, levanté mi asiento para darme espacio detrás de aquellas jugosas nalgas que me habían vuelto loco…

Podía jurar que Mili sonreía coqueta, complacida de que no pudiera resistirme a sus encantos. Empinó su trasero para recordarme el porqué de su posición, quería que la penetrara así, en cuatro patas… como a una perra en celo…

Con el pantalón apenas por debajo de mis nalgas, me acerqué y me puse detrás de ella, apunté mi verga a su vagina, sin embargo ella avanzó… supuse que se habría arrepentido… pero Mili empino mas el trasero… entendí la sugerencia… quería mi verga en su ano…

Me deslicé a través del pegajoso piso hasta estar nuevamente detrás de ella, esta vez mi verga apuntó a su ano, y esta vez Mili no huyó. Lentamente fui introduciendo mi verga en su pequeño orificio… quizás muy lentamente para su lujuria, ya que ella empezó a retroceder insertándose mi verga.

Mis manos tomaron su cintura por encima de los bordes del liguero de sus pantimedias, y la jale hacia mí, taladrándola violentamente, metiéndole la mitad de mi verga. Su columna se arqueó hacia arriba, su garganta ahogó un aullido de dolor… quería que supiera que aun yo mandaba en su adiestramiento anal…

Cuando su columna recuperó su posición normal, comencé a atraer y alejar su cintura, rebotando mi ingle contra sus carnosas nalgas. Era una maravillosa sensación sentir sus abultadas nalgas temblando contra mí… esta vez si la deje aunarse a mis movimientos, ella iba y venía a gusto.

Aunque no escuchaba sus gemidos por el ruido de la película y porque ella misma seguramente los acallaba para no ser descubiertos, y aunque no podía ver su rostro extasiado, podía sentirla y eso era suficiente…

Creo que presintió lo que pensaba, porque volteó el rostro, con sonrisa traviesa, con expresión de gozo, me observó mientras mi verga seguía perforando sus entrañas…

Por momentos se mordía los labios, en otros ratos abría su boquita en espasmo de dolor, de dulce dolor… Todo ello me encendía más… aunado al hecho de ver su pequeña y negra ropa interior hecha a un lado, sus pantimedias con liguero, sus carnosas pero firmes nalgas… empecé a penetrarla con mayor fuerza y rapidez… solo esperaba que el ruido de la película prosiguiera porque ya me parecían escuchar los ahogados gemidos de Mili…

- Uhmmm… uhmmm… uhmmm…

No soportó tanta presión de mi verga hacia su cuerpo, lo frenético de mis penetraciones, su rostro volvió al pasillo… solo veía sus cabellos flotando en la semi oscuridad… su cabeza tenía su propio ritmo, se movía al compás de su excitación, de los gemidos que acallaba por momentos.

Masajeaba su cintura, sus piernas, diablos que monumento de mujer… su cuerpo empujaba con vehemencia hacia el mió, ella iba decayendo en su candor, se acercaba al clímax como yo…

- Ahhh... oooh… escuché su tibio gemido.

Mi verga nuevamente disperso su blanquecino líquido en las candentes intimidades de Mili. Su escultural cuerpo tembló con cada nuevo chorro que la invadía… cuando esa placentera sensación fue menguando… ella se incorporó un poco, aún con mi elástica verga en su ano… se apoyó en un asiento para mantener el equilibrio… entendí lo que quería.

Giró un poco el rostro, y en esa incómoda posición nuestros labios se encontraron, mis manos se posicionaron de sus henchidos y desnudos senos a través de su semi abierta blusa… los acaricié, había extrañado verlos, los había imaginado rebotando al son de mis penetraciones.

Su lengua me devolvió con gratitud las caricias a sus senos y pezones… luego, producto del cansancio, nuevamente se agazapó y volvió a su posición en cuatro, quizás esperando reponerse para luego arreglarnos y volver a nuestras posiciones en los asientos.

Yo también recuperaba el aliento, complacido observaba sus nalgas, su provocativa ropa interior, a su vez Mili solo atinaba a mirar el suelo mientras recuperaba su ritmo normal de respiración.

La locura de nuestra pasión, del placer que sentíamos hacia el sexo anal nos estaba llevando a cometer aquellas pillerías en lugares públicos, en los baños de la facultad, en la biblioteca y ahora en un cine a altas horas de la noche… habíamos tenido suerte de no ser descubiertos hasta entonces… pero…

- ¿Están jugando al caballito?...

- ¿Qué?... preguntó Mili levantando la vista

Salí de mi abstracción y horrorizado levanté la vista… por el tono de voz y lo inocente de la pregunta ya lo había supuesto… era una niña… habíamos sido pillados por una infante de no más de 5 años… ¿Quién mierd… deja a su hijos sueltos en el cine a esa hora?... la niña al inicio de la fila nos miraba ingenua esperando una respuesta.

- Si, si, pequeñita… estábamos jugando al caballito… pero ya terminamos… respondió a media voz Mili nerviosa.

Mi semi erecta verga sufrió el espasmo inicial del cuerpo de Mili, luego el temblar de su cuerpo. Mi primera reacción hubiera sido alejar a la niña con algunas palabras subidas de tono, pero tal vez eso hubiera llamado más la atención… creo, la actitud de Mili era la más adecuada… opté por dejarla actuar, yo me quedé mudo casi como una estatua esperando que Mili lograse alejarla.

- ¿Oye niñita porque no buscas a tus padres?

- No los encuentro…

- ¿Dónde están?... preguntó Mili. Creo que le salió su aire maternal.

¡Caraj… Mili no me digas que quieres ir a buscar a sus padres con las tetas al aire y la falda sobre tu cintura… Mili entendió mi reacción porque apreté un poco mis manos sobre su cintura.

- No sé… estábamos viendo Shrek… Salí al baño, volví a entrar y no los encontré… dijo la niña un poco asustada.

- Ay mira… esa película la están dando en la siguiente sala… solo tienes que salir al pasillo y entrar a la puerta siguiente…

- Ahhh… pero ¿ustedes van a seguir jugando?… ¿puedo jugar con ustedes?...

¡Mocosa del diablo!… estaba muy chiquita para esas cosas… ¿Por qué no se va?...

- No… no… repuso Mili nuevamente nerviosa…

- Nosotros ya terminamos de jugar… ahora vamos a ver la película… ve con tus papis… respondí, al notar que Mili no atinaba a decir nada más.

- Está bien… dijo y dio media vuelta y se fue.

- Ufff…

Desde su ubicación Mili volteo y me dio una mirada de reproche.

- Creo que fuiste un poco duro con la niña…

- ¿No me digas que querías que se quedara?…

- No, pero hay otras formas…

- Oye, esas otras formas iban a tomar tiempo, tenemos suerte de que nadie se haya acercado…

- Bueno... sí…

- Más bien hay que arreglarnos, no se le vaya ocurrir volver a esa niña con sus hermanitos o con sus padres…

Así, agazapados, pusimos nuestra ropa en orden y nos sentamos sin mayores aspavientos, procurando no llamar mucho la atención…

- Danny… ¿Crees que la niña le cuente a sus padres que nos vio jugando al caballito?… preguntó medio en serio, medio en broma.

- No sé, tal vez… dije un poco preocupado.

- Mejor vámonos… me dijo preocupada.

Nos escabullimos por la puerta de emergencia, al salir a la calle nuestros rostros pasaron de la preocupación a las sonrisas… y luego nuevamente al susto…

Vimos a Carlos, un compañero de la facultad saliendo de una pizzería con su novia Diana, otra chica que también estudiaba en la facultad. Para nuestra mala fortuna estos chicos tenían la fama de ser poco discretos, siempre estaban al día con los últimos chismes de la facultad. Así que si nos veían, al día siguiente íbamos a ser la comidilla de la facultad…

Antes de que le dijera nada, Mili ya me había estampado contra una pared, llenándome de besos… yo solo la jalé unos centímetros hacia un rincón que no estaba muy iluminado.

Algo de suerte tuvimos, ellos permanecieron en la acera del frente…

- Vayan a un hotel… nos gritaron al unísono ambos, en tono de broma.

Creo que a Mili no le gustó mucho el comentario, quiso voltear para contestarles algo, pero yo se lo impedí apretándola más contra mí.

Escuchamos algunos otros comentarios y sus risas se desvanecían a medida que se alejaban…

- ¿Ya se fueron?... preguntó Mili entre besos.

- No, mejor esperamos un poco más… respondí sin dejar de besarla.

Las cosas nuevamente se calentaban entre nosotros. Mis manos ya comenzaban a trepar por su cintura, tal vez ahí mismo, arrinconados en ese umbral de puerta, en esa extraña posición, podíamos tener otro encuentro fugaz pero ardiente.

Mis dedos ya tocaban sus senos, su respiración era más agitada. Si se resistía a hacerlo allí, solo tendría que besarle el cuello y cedería a todas mis pretensiones… todo iba bien, hasta que…

- Circulen por favor… nos decía por el altavoz un patrullero.

Maldita sea… la policía, siempre están cuando no los necesitas y cuando los requieres están comiendo donas… pensé.

Con algo de pudor y vergüenza, continuamos nuestro camino, buscando un lugar donde tomar un taxi. En el trayecto me asaltaron algunas dudas:

- ¿Por qué tuvimos que ocultarnos de Carlos y su enamorada?... era una pregunta válida, dado que fue Mili la que me arrinconó y llenó de besos para que ellos no nos vieran.

- Ya sabes que son unos chismosos de primera…

- ¿Acaso aún no has terminado con Javier?... pregunté algo enfadado.

Por mi actitud ella dudó en contestarme, quizás preparaba alguna excusa…

- Respóndeme… le exigí, al igual que ella me exigió alguna vez acerca de si yo iba a terminar con Viviana.

- Está bien… no he podido hacerlo… no lo he visto siquiera… respondió abrumada.

- Pero él te ha estado llamando… repliqué.

- Si, pero no he querido contestarle, tampoco quiero verlo…

- ¿Por qué? ¿Es que aun sientes algo por él?... pregunté sintiéndome nuevamente un idiota por haber dejado a Viviana.

- No seas tonto… dijo, luego me abrazó y me besó… yo te quiero a ti… es solo que…

- ¿Qué?...

- Me da vergüenza, no sé, nunca había sido infiel, y no se si al verlo termine por confesarle todo, tal vez él se de cuenta que le estoy ocultando algo… y eso puede terminar peor… me dijo confundida.

Quise enojarme con ella, pero al fin y al cabo yo la comprendía, lo mismo acababa de experimentar con Viviana. Te sientes bien con la otra persona, pero tienes remordimientos y no sabes cómo confesarle a tu pareja formal, o al menos terminar la relación, es un poco difícil… y creo que más para una mujer…

- Mira, este fin buscaré la forma de hablar con él…

- Está bien…

- Pero Danny, cambia esa cara…

- Solo si me das un beso…

Nos besamos apasionadamente, hasta que nuevamente sentimos la luz de las sirenas, policías de mierd…


Ref.: Por AdrianReload - TodoRelatos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Rompiéndole el culo a Mili (18)

Rompiéndole el culo a Mili (17)

Rompiéndole el culo a Mili (16)