Rompiéndole el culo a Mili (10)
Capítulo 10
Rompiéndole el culo y el corazón a Viviana
Escuché el ruido de mis padres descendiendo del vehículo, en poco segundos entrarían a la sala. Mas allá de ser sumamente vergonzoso que te atrapen semidesnudo practicándole sexo anal a una chica, también esta el tema de que esa chica no era mi novia… y mis padres adoraban a Viviana.
Saqué mi verga y noté que mis líquidos empezaban a escurrir desde su interior… iba a manchar el mueble y tal vez su ropa.
- No… cuidado, mi ropa… me dijo preocupada, mientras se apuraba en cubrir sus esplendorosos senos.
Saqué un pañuelo y limpié como pude sus melosas intimidades, una expresión de sufrimiento surcó el rostro de Mili, por lo apurado y tosco de mi accionar y por el evidente continuo uso que le di a su ano.
Una vez limpia, Mili bajó del sillón y nuevamente se enfundó su pantalón y su diminuta ropa interior. Por mi parte yo limpiaba mi adolorida verga y la guardaba en mi boxer, me subía el pantalón cuando escuche la llave en la puerta.
Mili ya cambiada, se sentaba sobre el sillón para disimular la situación, lo que no pudo disimular fue su expresión de dolor, su ano estaba muy maltratado.
- Hola… saludé un poco nervioso a mis padres que aparecían.
- Hijo… ¡qué madrugador!…me respondió sorprendida mi madre.
- Buenos días… saludó formalmente mi padre al notar la presencia de Mili en la sala.
- Buenos días… respondió Mili un poco avergonzada.
- Te dije que nada de fiestas… repuso mi madre un poco seria.
- No… estuvimos estudiando… respondí.
- ¿Estudiando?... repuso mi padre con cierta sorna, no se comía ese cuento tan fácilmente.
- Haciendo un informe para la universidad… repuso Mili algo sonrojada por el cuestionamiento de de mi padre.
- Sí, parece que sí… la sala esta como la dejé… dijo mi madre.
Hubo un incomodo silencio, Mili no se movía del sillón, presa de la vergüenza evitaba mirar a mis padres.
- Ustedes deben estar cansados… y nosotros vamos de salida… dije intentando terminar la bochornosa situación.
- Bueno… toma… lleva a Milagros a su casa… me dijo mi padre ofreciéndome las llaves del auto. Creo que se percató que su actitud incomodaba a Mili.
Tras darme sus llaves desaparecieron por el pasillo hacia su dormitorio. Solo entonces Mili se levantó… adolorida a más no poder… me abrazó aliviada porque lo peor había pasado…
- Disculpa si algún comentario o gesto de mi padre te incomodó…
- No te preocupes… mejor vámonos… me dijo.
Salimos, Mili caminaba dificultosamente… yo la abrazaba para disimular su andar… subimos al auto y nos enrumbamos hacia su casa.
En el trayecto ninguno hizo mayor comentario. Mili se sentaba de lado, por momentos soltaba suspiros adoloridos, gestos de sufrimiento. Yo temía que sus padres lo notaran. La preocupación de Mili no iba por ese aspecto:
- Creo que lo que te pedí no fue muy justo… me dijo.
- ¿A qué te refieres?.... pregunté curioso sin dejar de manejar.
- Ya sabes, eso de que termines con ella… sé que tienen una bonita historia juntos… y no sé… tal vez no sea el momento indicado… me explicó con cierto malestar.
- Bueno… creo que tienes razón… mira, estamos por finalizar este ciclo y si nos dejamos distraer por estas cosas podemos echar a perder el trabajo hecho en este curso y en todos los demás… le dije.
- Si… tal vez si esperamos un poco hasta después de los exámenes finales o si lo llevamos con cuidado, no sé…
- Si, puede funcionar… agregué optimista, finalizando el comentario que ella no se atrevió a completar.
Al escucharme su expresión nostálgica, de pena, fue cambiando, contagiándose de mi optimismo. Apoyó su cabeza en mi hombro y me dejó conducir tranquilo. Al llegar a su casa me estacioné en la acera del frente.
- Si quieres te acompaño para explicarles a tus padres el por qué de tu demora… le ofrecí.
- No, mejor no, sabes, ellos pueden estar molestos y si nos ven juntos, tal vez puedan sacar las mismas conclusiones que tu papá… no quiero que mis padres piensen mal de mí… me dijo.
La dejé ir, vi cómo a medida que se acercaba a su puerta iba disimulando su caminar, intentando ocultar las dolencias que aquejaban a su ano, para que sus padres no lo notaran.
Luego regresé a mi casa. Seguramente no vería a Mili hasta el día siguiente a la hora de entregar el informe. A quien sí vería esa noche sería a Viviana.
Después de todo el sexo con Mili, estaba con las bolas hinchadas, adoloridas… Viviana se alegró de que la visitara en su casa y se sorprendió de que no le propusiera llevarla a nuestro nidito de amor. Le dije que estaba muy cansado y ella me comprendió. Nos quedamos sentados en la sala de su casa viendo una película.
¿Cómo podía estar a su lado y en su casa?, me había convertido en un sinvergüenza, en un caradura. Lo más digno hubiera sido terminar con Viviana, a pesar del dolor que pudiese causarle… pero no estaba seguro de que lo mío con Mili llegara a funcionar, ¿y si era algo pasajero? Además no le escuche decir que terminaría con Javier… también estaba lo de los estudios, envolverme en esas decisiones a puertas de terminar el ciclo, me podía desconcentrar y necesitaba enfocarme en mis cursos…
Al final pensé en mi conveniencia; dejaría pasar las cosas y haber qué sucedía, si lo mío con Mili no llegaba a prosperar tal vez le estaba ahorrando un dolor innecesario a Viviana... Sí, era egoísta, pero creo era la mejor solución para todos, sobre todo para mí, por el momento…
Al poco rato de llegar a esa conclusión, los padres de Viviana bajaron.
- Tu mamá y yo vamos a cenar afuera, ¿Nos acompañan?...
No me sonó mal la idea, después de todo el desgaste que hice ese fin de semana, sentía que debía reponer fuerzas…
¡Qué abusador!, encima que le pongo cuernos a su hija, quieres cenar gratis, me recriminó mi conciencia… pero tal vez ese ambiente familiar me iba a hacer recapacitar, iba a aceptar… solo que Viviana me dio un leve codazo…
- Gracias papi, pero Danny ha estudiado de amanecida y debe estar cansado… yo tampoco tengo muchas ganas de salir…
- Bueno, está bien, les traeremos algo de todas formas… dijo mi hasta entonces suegro.
- Pórtense bien… dijo la madre de Viviana con una sonrisa bonachona antes de salir.
Cuando escuchamos su auto alejarse Viviana se acercó a la ventana para cerciorarse de que no regresaban, ya saben, a algunos padres les es difícil dejar a la hija con el novio, sobre todo en una casa vacía.
- Ya se fueron… ven… me dijo tímidamente.
- ¿A dónde?... pregunté curioso, sin entender.
- A mi cuarto… dijo sonrojándose levemente.
- Ah… ok… respondí un poco aturdido.
Ella subió la escalera hacia su habitación, yo iba detrás de ella aun sin entender… ¿Querrá mostrarme uno de sus peluches nuevos?, pensé… no creo que quiera… ¿o sí?... bueno ayer casi me propuso ir a mi casa para tener relaciones, y hoy parece querer lo mismo… ¿A qué se debe este cambio? Viviana no es así…
Recordé que hubo un par de ocasiones en que nos quedamos solos en mi casa y en su casa, pero nunca pasó nada, se moría de vergüenza. Sentía cierto respeto por su casa y la mía. No Danny, no es correcto hacerlo aquí… me decía generalmente. Claro que horas después terminábamos en un hotel lo que habíamos empezado en nuestras casas.
Entramos a su habitación, me senté en su cama…
- Sé que has estado muy tenso últimamente… me dijo.
¡Diablos!, creo que ya se dio cuenta que la estoy engañando… pero ¿Por qué me trajo a su habitación? ¿Para regañarme?… quizás eligió este lugar por si es que sus padres regresan, para que no escuchen nuestra discusión…
- Si bueno… intenté argumentar.
- Sé que esto de tus estudios te tiene así…
- Claro, claro… la universidad y esas cosas… dije aliviado.
- Entonces pensé que te podía ayudar a que te relajes… dijo sonriendo tiernamente y empezó a quitarse el discreto top que llevaba.
- Oye, eso no es necesario… dije sintiéndome un poco mal al verla así, esforzándose por hacerme sentir bien, sobre todo cuando la causa de mi estrés eran los cuernos que yo le ponía.
- Quiero hacerlo… dijo acercándose.
Su top yacía en el piso, luego me dio un apasionado beso y guió mis manos hacia los broches de su brasier. Parecía nuevo, muy bonito, de color negro, vaya le quedaba muy bien…
Sin embargo me era un poco rara la situación ya que yo era el que generalmente iniciaba las acciones… pero me estaba gustando su cambio de actitud, que tomara la iniciativa, además ya teníamos casi un año juntos, era tiempo de que se soltara más en ese aspecto…
- Además quiero darte tu regalo de aniversario… me susurró dulcemente al oído.
Error… no teníamos casi un año juntos… ese día cumplíamos exactamente un año juntos… ¡Qué estupido! ¿Cómo lo pude olvidar?... por eso quiso ir a mi casa ayer. Quería que recibiéramos juntos ese día, que hiciéramos el amor toda la noche tal vez… solo que yo tuve sexo toda la noche con Mili…
- Lo siento Viviana… no me acordé… dije, dejando su brasier, que ya estaba desabrochado y que simplemente cayó, dejándome ver sus medianos senos blancos, sus rosados pezones.
- No te preocupes… relájate… te tengo una sorpresa… me dijo sonriendo, ahora procedía a bajarse la falda.
- ¿Es eso una tanga?... dije sorprendido y maravillado.
¡Wow! ¿De dónde salió esta mujer? ¿Qué pasó con mi novia?... parecía que sí, su ropa interior era nueva, seguro salida de un catálogo de Victoria Secret´s… su tanguita era negra también, con algunas partes translúcidas… era deliciosamente pequeña… no veía ningún vello fuera… ¡Vaya! ¿No me digas que se rasuró su conchita?... si quería sorprenderme, lo logró… me dejó con la boca abierta…
Viviana sonrió traviesamente al notar el efecto que su apariencia causó en mí… la veía más desinhibida, no tan mojigata como hace unos minutos cuando a media voz me invitó a su habitación… no, ahora se sentía como una mujer capaz de excitar a su hombre…
- Pero esta no es tu sorpresa… me dijo con una incipiente coquetería.
- ¿Y qué es?... pregunté curioso… ¿Un perfume?, ¿un cd de música?...
- Sonrió bellamente y me miró a los ojos, estaba lejos, muy lejos de acertar…
- Es algo que me has pedido varias veces y siempre me negué…
En ese momento, y por lo sucedido ese fin de semana, mi mente era un desorden de ideas, de sentimientos, así que no estaba para adivinar acertijos… Viviana lo entendió por mi confundida expresión… No me dijo nada, simplemente se subió a la cama, gateó hasta estar a la altura de las almohadas y se quedó así… en cuatro patas… para rematar la idea empinó su trasero…
- No me digas que… dije atónito.
- Si mi amor… este es tu regalo… repuso Viviana con un intenso brillo en sus ojos.
¡Me estaba obsequiando su culo por nuestro aniversario!… me ofrecía su virginidad anal como regalo… me debe amar mucho… pensar que en otras ocasiones se negaba a ponerse en esa posición, o si lo hacía, terminaba lloriqueando, lo cual me hacía arrepentirme de continuar…
Incluso poseerla en 4 por la vagina era difícil, porque no le gustaba… decía que sentía como si la estuvieran violando… y ahora prácticamente me estaba pidiendo que la viole…
- ¿Estás segura?... dije con ansiedad.
Mi verga estaba por estallar viéndola así. No tenía el cuerpo de Mili, sus enormes y firmes nalgas, pero que una mujer llegue a amarte de esa forma, que a pesar de sus miedos y convicciones te ofrezca su trasero virgen para que se lo inaugures… eso es algo igual de excitante, sobre todo en esta niña que con ingenua ansiedad aguardaba descubrir este nuevo placer…
- Si Danny… ¿no quieres disfrutar de tu regalo?... me dijo incitando aún más mi lujuria.
- Sí, sí claro… dije saltando sobre la cama con mi verga en ristre.
Me ubiqué detrás de ella y aparté su pequeña ropa interior. El panorama no era tan carnoso como el de las nalgas de Mili, pero sí apetecible, su blanca piel, sus bien formadas pantorrillas, muslos… no era voluptuosa, pero su cuerpo no podía envidiar el de una modelo, Viviana era de proporciones estéticamente adecuadas…
Me la iba a clavar en una, quizás así mataría el recuerdo de Mili… pero…
- ¡Maldición!... exclamé.
- ¿Qué sucede?... preguntó curiosa, volteando desde su posición.
- No traje nada para ayudarte a lubricar… si lo hacemos así te puede doler mucho… le expliqué con decepción por mi mala suerte.
- Yo tengo… me dijo con alegría y señaló su mesita de noche.
- ¿Perdón? ¿Cómo? ¿Cuándo?... pregunté atónito.
- Después te explico… me dijo con cierta impaciencia, casi nerviosismo.
Era cierto, no era momento de dar explicaciones, si dejaba pasar más el tiempo tal vez su aplomo iba a decaer, se pondría nerviosa y no me dejaría inaugurar su pequeño agujero.
Sobre su mesa de noche había un pequeño paquete envuelto con papel de regalo, lazos y esas cosas, solo faltaba una tarjeta… bueno, ya saben lo que había adentro…
Sin perder tiempo me unté el gel en mi verga y le unté otro tanto en su rosado ano, se estremeció al sentir ese masaje. Quería clavársela ya, pero me contuve. Decidí tener la misma consideración que tuve en la iniciación anal de Mili: usaría primero mis dedos y cuando la penetración fuera propicia le insertaría mi verga.
Así lo hice, pacientemente me tomé unos minutos para seguir el mismo procedimiento que seguí con Mili dos semanas antes. A diferencia de ella, Viviana presa de la vergüenza, no soltaba ni un quejido, menos aún un gemido. Por momentos parecía una estatua, pero los temblorcillos y el estremecimiento que mis dedos ingresando a su ano le producían se manifestaban por momentos.
Cuando sentí que era el momento, saqué los dedos y ubiqué mi verga en su pequeño agujero… parecía un momento histórico, quizás burdo y tonto, pero de cierta forma aquello podía definir nuestra relación…
- Acá vamos... dije y no escuché respuesta, ella sabía lo que venía.
Empujé suavemente contra su arrugado esfínter, ella iba huyendo al sentir la presión, pero la detuve sujetando su cintura… empuje y empuje hasta que la cabeza de mi verga entró…
- Ayyy mamita… auuuu… se quejó con voz apagada, sollozante, al sentir violado su ano.
- Tranquila… lo haré suavemente… le dije acariciando su espalda.
Seguí empujando hasta que un cuarto de verga estuvo dentro de su núbil agujero… ella ahogaba exclamaciones de dolor en la almohada donde tenía enterrada su cabeza, aun así parecía dispuesta a continuar a cumplir con regalarme su angosto agujero…
- Vamos relájate… le decía.
Su cavidad anal estrechaba mi endurecida verga, su nerviosismo hacia que lo contrajera por momentos. Sentía que no podía avanzar más, así que fui simulando el acto sexual, atrayendo y alejando su cintura lentamente…
Su ano a tropezones iba cediendo, insertándose de a pocos más y más mi verga, hasta un poco más de la mitad…
- Ay no… ya nooo… auuuu… me pedía llorosa.
- Ya va a pasar…
Mi verga nuevamente se detenía, necesitaba mayor fuerza. Dejé de lado mi delicadeza, estaba ansioso por poseer finalmente a Viviana de esa manera, y tal vez, exorcizar el recuerdo de Mili. Si antes estaba arrodillado detrás de ella, ahora ponía mis dos pies sobre la cama, con las rodillas flexionadas a ambos lados de las caderas de Viviana…
- Nooo… ¿Qué haces?... auuuu… chilló Viviana.
Con mi propio peso ahora empujaba mi pene hacia el interior de Viviana, intentando mantener el equilibrio con mis manos en su cintura. Sus carnes se abrían dificultosamente, las paredes de su ano hacían presión para no dejarme entrar… pero un breve descuido, quizás un leve suspiro hizo que su cuerpo cediera y terminara insertándose toda mi verga…
- Ayayayay.… sácalo… por favor… sácalo… Auuu… se quejó con su cabeza de lado.
- Tranquila… espera un rato… si no te acostumbras lo saco… le dije, aunque esta promesa por lo general es una mentira piadosa.
- Ayyyy… está bien… confío en ti… me dijo adolorida.
Me acomode mejor entre sus quejidos, por momentos su ano palpitaba fuertemente en mi verga, en otros instantes se relajaba… Aproveché uno de esos instantes de relajación para empezar a meter y sacar mi verga suavemente…
- No todavía no… espera… ayyay…
- Vamos relájate… lo estas haciendo bien… la animaba.
Vi su rostro apoyado de lado en la cama, con una expresión de dolor, enrojecido, sudoroso, con algunas lágrimas pugnando por salir… Me dejé llevar por mi propia excitación, la fricción de su recién inaugurado agujero… fui incrementando mi ritmo…
- No… por favor ya nooo… auuu… me suplicaba.
- Es mi regalo ¿Lo recuerdas?... me atreví a decirle.
Su expresión cambió de dolor a sorpresa por mi desconsiderado comentario, sin embargo se calló unos instantes y decidió soportar… la cama comenzaba a retumbar producto de mi creciente vigor…
- ayyy auuu…. La escuchaba quejarse, algunas lágrimas bañaban sus mejillas, pero embebido en mí lujuria no le presté mayor atención.
En un momento escuché el chirrido de una puerta. Me detuve pensando que sus padres me iban a atrapar sodomizando a su hija. Cuando volteé me di cuenta que una de las puertas de su ropero se había abierto, quizás los retumbos de la cama hicieron que la puerta cediera, y ahora mostraba su espejo… y su reflejo le permitió a Viviana ver como la sometía…
- Ay nooo... ¿Qué me haces?... auuu... exclamó horrorizada.
Aquel espectáculo no le estaba siendo tan grato como lo era para mí, ella con su trasero empinado, su negra y pequeña ropa interior hecha a un lado, su espalda inclinada hacia la cama, sus manos arañando la gran almohada sobre la cual su rostro descansaba de lado… y claro, quien les escribe empujando frenéticamente su verga en su estrecho ano…
- ¡Me estás violando!... ayyy… detente… auuu…
- Espera ya casi… le decía apurando mis movimientos.
Ahora veía el rostro de Viviana sorprendido, adolorido, con la boca abierta, a pesar de sus reclamos no hacía ningún movimiento para liberarse… más bien soportaba mis embestidas con menos quejas que antes… estaba embobada por lo que observaba a través del espejo… no podía creer lo que le hacía… quizás esta imagen la llenaba de morbo también…
- Suéltame… ahhh… No sigas… Uhhhh… ayayay… exclamaba con cierto pudor, sin embargo parecía empezar a disfrutarlo.
- Amor resiste… ya casi…
- Déjame ya… Danny detente… exclamó llorosa, la culpa de esa aberrante situación nuevamente la invadió.
A mi en cambio me invadieron los recuerdos de las cogidas con Mili, el sonido del golpeteo de sus nalgas con mi ingle eran más sonoros que los que ahora escuchaba con Viviana… ¿Por qué pienso en eso ahora?, me recriminé, aumenté de manera despiadada mis embestidas. Quería dejar de pensar en eso, no escuchaba las quejas, los llantos de Viviana… estaba embebido en mi mundo y no me di cuenta que la estaba violando de una manera brutal…
- Basta… por favor… ya nooo… Ahhhh… fue su última queja.
En un último empuje llene por primera, y quizás última vez, los intestinos de Viviana… mi espeso semen la llenó provocándole unos violentos espasmos…
Cansado, casi acalambrado pero satisfecho, me alejé de ella… mi verga salía con dificultad de su estrecho agujero. Viviana se dejó caer de lado, se encogió, intentando cubrir su desnudez. Se tapaba el rostro sollozando… solo entonces me di cuenta de lo torpe y necio de mi accionar.
- Oye… lo siento… le dije culposamente, abrazándola.
- Te dije que te detuvieras... ¿Por qué no lo hiciste?.... me reclamó.
- Perdona… es que no… no sé… te vi tan segura de querer hacer esto…
- Pero te pedí, te suplique que no siguieras, ni siquiera te diste cuenta que estaba llorando… me recriminó entre sollozos.
- Discúlpame amor… le dije sintiendo que lágrimas de culpabilidad se agolpaban en mis ojos.
Me estaba matando verla así. Había pensado más en mi disfrute personal que en ella. Había actuado de la forma que siempre reproché en otros, ¿En qué me estaba convirtiendo?... encima de serle infiel ahora prácticamente la había violado aprovechándome de su generoso ofrecimiento, de ese regalo de amor que había preparado darme esa noche.
- Amor ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?… pregunté, quería hallar la forma de que se calmase, de arreglar las cosas.
- Solo vete… déjame sola… me dijo.
- Pero… quise refutar.
- ¡Lárgate!... me gritó mostrándome por primera vez su rostro furibundo, lleno de lágrimas, enrojecido de ira, decepción.
- Está bien…
Ese día no podría solucionar las cosas, quizás nunca lo haría… mi presencia empeoraba todo. Quería estar sola. Tomé mis cosas y me marché…
En el camino a mi casa me sentí la peor basura del mundo, me reproché por mi accionar, no encontré respuestas para lo que hice… quise culpar a Mili, a Javier, a todos… pero era mi culpa… yo lo hice… Todo lo demás eran circunstancias, lo cierto es que yo tuve la posibilidad de detenerme, de no continuar, pero no lo hice, me deje llevar…
Pensé en Viviana, en todo lo que habíamos pasado juntos y como lo había echado a perder. Luego pensé en sus padres, si la encontraban así… si me acusaba, bueno, como es normal sentí temor pero no pensé en huir… si aquello pasaba a mayores me merecía el castigo que pudieran imponerme ellos, la policía, el juez, la ley, quien fuese…
Toda la noche intenté comunicarme con ella. Envié mil y un mensajes al celular de Viviana. No quería salvarme del posible castigo, solo quería que me perdonase… pero no recibí respuesta… sería difícil que me perdone después de lo que le hice…
Al final me tiré en un rincón oscuro de mi cuarto y lloré amargamente por las estupideces que cometí esa noche, ese fin de semana…
- Danny despierta… ¡Hey!…
- ¿Qué pasa?... ¡Viviana! ¿Qué haces aquí?... exclamé sorprendido.
Ella más sorprendida aún me miraba desde arriba…
- ¿Qué hago aquí? ¡Esta es mi casa!… me respondió sonriendo.
- ¿Tú casa? ¿Qué pasó?... repliqué aturdido mirando alrededor.
- Amor te quedaste dormido… tenías una pesadilla y te desperté.
- ¿En serio?
Parecía cierto, estaba en su sala, con la luz a medias, la televisión aún encendida, mi cuerpo echado en el sofá con mi cabeza sobre sus rodillas y ella me miraba bonachonamente, acariciándome el cabello.
- Nada de eso pasó…ufff... que alivio… musite sentándome.
Nunca tuve una pesadilla tan horrible, tan real. Incluso en mis mejillas aún se escurrían unas cuantas lágrimas, las cuales limpié lo más rápido que pude. Me incorporé, sentándome a su lado.
- ¿Te sientes bien?… preguntó preocupada.
- Sí, es solo que… ¿Y tus padres?...
- Salieron a cenar hace 20 minutos… ¿no te acuerdas?...
Al menos esa parte era cierta, tal vez eso fue lo último real que vi y escuche antes de quedarme dormido…
- ¿Estás bien?... replicó preocupada.
- Si… bueno no… no sé… respondí aun aturdido.
No sabia que era lo que le podía explicar, todo lo sucedido ese fin de semana, el sueño, todo era confuso. Viviana no era tonta, yo llevaba semanas en esa distracción, abstraído por mis culpas… no tardaría mucho en darse cuenta cual era el motivo de mis distracciones.
- Si, hace tiempo que no estás bien… me reprochó.
- Tienes razón... mira… le dije y me detuve.
Tal vez era el momento oportuno para dejar de huir, la situación se me iba de las manos. Mi sueño podía ser una advertencia, un presagio de que las cosas si seguían así iban a terminar mal…
- ¿Y bien?... me apuró Viviana.
- Está bien… he estado un poco ido últimamente, la universidad, los cursos me están poniendo de cabeza y… dije intentando justificarme.
- ¿Estás seguro de que solo es eso?... me preguntó angustiada.
Dude en confesarle la verdad, sabía que le haría daño… podía mentirle o esconderle la verdad, después de todo "Ojos que no ven, corazón que no siente"… solo que mi corazón y mi conciencia sabían la verdad… y me estaban atormentando…
- No, es que…
- ¿Qué es?... ¿Es acaso otra mujer?... preguntó desafiante.
No respondí… la expresión en mi rostro y mi silencio le dieron la respuesta que no me atreví a gesticular… su semblante cambió.
- ¿Ella te gusta?... preguntó dolida.
- No sé… respondí abrumado por sus preguntas, sobre todo porque no tenía la respuesta exacta.
Claro que Mili me gustaba físicamente ¿A quién no le gustaría una chica así?… nos llevábamos bien en la cama, en el sillón, en la mesa, en la ducha, etc. Saben a qué me refiero… pero más allá de eso, en las cosas normales y cotidianas que hacen llevables cualquier relación… no, no lo sabía, eso era un misterio aún… tampoco quise responder porque era clavarle una estaca más en el corazón a Viviana, sin embargo ella tenía la respuesta…
- Te debe gustar, sino no estarías así…
- Vamos Viviana no sigas con esto…
Era una tortura lo que se estaba haciendo. No sé si es una virtud o un defecto en las mujeres que, llegada esta situación, siempre quieren desentrañar toda la situación, a pesar de todo el dolor que les puede causar… será valentía, la búsqueda de una razón, un por qué… o simple masoquismo… sea lo que fuera, yo era el culpable, yo había generado eso…
- Recuerdo que me prometiste que si alguien te llegaba a interesar me lo ibas a decir… que era mejor terminar nuestra relación antes de que pasara algo… que preferías ser honesto conmigo antes que serme infiel… ¿Es por eso que me estás diciendo esto?...
- Si, bueno… dije intentando salvar la situación, pero ella me conocía, sabía que mentía.
- ¿Ustedes ya han tenido algo?... preguntó visiblemente mortificada.
En mi aturdida mente ensaye una respuesta… solo que la respuesta nunca salió por mis labios…
- ¡Responde!... me exigió molesta.
- Sí, pero solo fue sexo… repliqué sin pensar.
Me dio una sonora bofetada que me volteó el rostro. Me la tenía bien ganada, no solo por el hecho de la infidelidad sino porque ella era víctima de esta situación y yo me atreví a contestarle de esa forma brutal.
Al principio me dejó helado, luego un poco de rabia, pero entendí que no tenía derecho a sentirme molesto. Volteé a verla, estaba roja de ira, luego se fue calmando.
A decir verdad, nunca una bofetada me había dolido tanto, no por la fuerza que le imprimió, sino por lo que significaba… la había defraudado.
- Eres una basura… compartí contigo lo que era más sagrado para mí y no lo supiste apreciar…
La expresión de decepción que tenía me partía el alma. Nadie me había hecho sentir tan culpable… ni siquiera mi padre cuando le dije que no quería estudiar medicina, después de que durante muchos años me compro libros y juguetes de doctor… solo que la cara de mi viejo se recompuso en algo cuando le dije que iba a estudiar Economía… Pero el rostro de mi novia, mejor dicho exnovia, no lo podría componer, el daño estaba hecho.
A pesar de que no le vi derramar una lágrima, quizás pensó que no me daría ese gusto, sabía que estaba muy afectada. Fui el primer hombre en su vida y también su primera gran decepción.
- Lo siento… espero que algún día me perdones... le dije compungido.
- Quizás algún día te perdone… pero jamás lo voy a olvidar… ahora vete… me dijo al borde de lágrimas.
- Viviana…
- Déjame sola… ¡Lárgate!…
- Está bien…
Me levanté y me marché.
Al salir tenía el corazón hecho trizas. Había pasado un año de mi vida con ella, un tiempo corto tal vez, pero significativo. Hasta mis padres habían notado y apreciado el beneficioso cambio que Viviana había logrado en mí.
Era la primera relación formal que tuve, había experimentado el día a día de una relación, el fortalecimiento de la misma, aprendí a dejar de lado mi orgullo y llamarla después de una pelea, comencé a apreciar los pequeños detalles, sentí como el cariño sincero se iba transformando en algo más… en amor tal vez… si ella me amó… pero yo no la amé como era debido, sino no habría hecho esto.
Mi naturaleza inmadura había echado a perder algo que iba por buen camino… Tal vez no estaba preparado para esto aun… me dije. Además Viviana no merecía continuar soportando mis indecisiones y mis traiciones.
Solo esperaba haber tomado la decisión correcta… haber elegido a la chica correcta…
Saqué mi verga y noté que mis líquidos empezaban a escurrir desde su interior… iba a manchar el mueble y tal vez su ropa.
- No… cuidado, mi ropa… me dijo preocupada, mientras se apuraba en cubrir sus esplendorosos senos.
Saqué un pañuelo y limpié como pude sus melosas intimidades, una expresión de sufrimiento surcó el rostro de Mili, por lo apurado y tosco de mi accionar y por el evidente continuo uso que le di a su ano.
Una vez limpia, Mili bajó del sillón y nuevamente se enfundó su pantalón y su diminuta ropa interior. Por mi parte yo limpiaba mi adolorida verga y la guardaba en mi boxer, me subía el pantalón cuando escuche la llave en la puerta.
Mili ya cambiada, se sentaba sobre el sillón para disimular la situación, lo que no pudo disimular fue su expresión de dolor, su ano estaba muy maltratado.
- Hola… saludé un poco nervioso a mis padres que aparecían.
- Hijo… ¡qué madrugador!…me respondió sorprendida mi madre.
- Buenos días… saludó formalmente mi padre al notar la presencia de Mili en la sala.
- Buenos días… respondió Mili un poco avergonzada.
- Te dije que nada de fiestas… repuso mi madre un poco seria.
- No… estuvimos estudiando… respondí.
- ¿Estudiando?... repuso mi padre con cierta sorna, no se comía ese cuento tan fácilmente.
- Haciendo un informe para la universidad… repuso Mili algo sonrojada por el cuestionamiento de de mi padre.
- Sí, parece que sí… la sala esta como la dejé… dijo mi madre.
Hubo un incomodo silencio, Mili no se movía del sillón, presa de la vergüenza evitaba mirar a mis padres.
- Ustedes deben estar cansados… y nosotros vamos de salida… dije intentando terminar la bochornosa situación.
- Bueno… toma… lleva a Milagros a su casa… me dijo mi padre ofreciéndome las llaves del auto. Creo que se percató que su actitud incomodaba a Mili.
Tras darme sus llaves desaparecieron por el pasillo hacia su dormitorio. Solo entonces Mili se levantó… adolorida a más no poder… me abrazó aliviada porque lo peor había pasado…
- Disculpa si algún comentario o gesto de mi padre te incomodó…
- No te preocupes… mejor vámonos… me dijo.
Salimos, Mili caminaba dificultosamente… yo la abrazaba para disimular su andar… subimos al auto y nos enrumbamos hacia su casa.
En el trayecto ninguno hizo mayor comentario. Mili se sentaba de lado, por momentos soltaba suspiros adoloridos, gestos de sufrimiento. Yo temía que sus padres lo notaran. La preocupación de Mili no iba por ese aspecto:
- Creo que lo que te pedí no fue muy justo… me dijo.
- ¿A qué te refieres?.... pregunté curioso sin dejar de manejar.
- Ya sabes, eso de que termines con ella… sé que tienen una bonita historia juntos… y no sé… tal vez no sea el momento indicado… me explicó con cierto malestar.
- Bueno… creo que tienes razón… mira, estamos por finalizar este ciclo y si nos dejamos distraer por estas cosas podemos echar a perder el trabajo hecho en este curso y en todos los demás… le dije.
- Si… tal vez si esperamos un poco hasta después de los exámenes finales o si lo llevamos con cuidado, no sé…
- Si, puede funcionar… agregué optimista, finalizando el comentario que ella no se atrevió a completar.
Al escucharme su expresión nostálgica, de pena, fue cambiando, contagiándose de mi optimismo. Apoyó su cabeza en mi hombro y me dejó conducir tranquilo. Al llegar a su casa me estacioné en la acera del frente.
- Si quieres te acompaño para explicarles a tus padres el por qué de tu demora… le ofrecí.
- No, mejor no, sabes, ellos pueden estar molestos y si nos ven juntos, tal vez puedan sacar las mismas conclusiones que tu papá… no quiero que mis padres piensen mal de mí… me dijo.
La dejé ir, vi cómo a medida que se acercaba a su puerta iba disimulando su caminar, intentando ocultar las dolencias que aquejaban a su ano, para que sus padres no lo notaran.
Luego regresé a mi casa. Seguramente no vería a Mili hasta el día siguiente a la hora de entregar el informe. A quien sí vería esa noche sería a Viviana.
Después de todo el sexo con Mili, estaba con las bolas hinchadas, adoloridas… Viviana se alegró de que la visitara en su casa y se sorprendió de que no le propusiera llevarla a nuestro nidito de amor. Le dije que estaba muy cansado y ella me comprendió. Nos quedamos sentados en la sala de su casa viendo una película.
¿Cómo podía estar a su lado y en su casa?, me había convertido en un sinvergüenza, en un caradura. Lo más digno hubiera sido terminar con Viviana, a pesar del dolor que pudiese causarle… pero no estaba seguro de que lo mío con Mili llegara a funcionar, ¿y si era algo pasajero? Además no le escuche decir que terminaría con Javier… también estaba lo de los estudios, envolverme en esas decisiones a puertas de terminar el ciclo, me podía desconcentrar y necesitaba enfocarme en mis cursos…
Al final pensé en mi conveniencia; dejaría pasar las cosas y haber qué sucedía, si lo mío con Mili no llegaba a prosperar tal vez le estaba ahorrando un dolor innecesario a Viviana... Sí, era egoísta, pero creo era la mejor solución para todos, sobre todo para mí, por el momento…
Al poco rato de llegar a esa conclusión, los padres de Viviana bajaron.
- Tu mamá y yo vamos a cenar afuera, ¿Nos acompañan?...
No me sonó mal la idea, después de todo el desgaste que hice ese fin de semana, sentía que debía reponer fuerzas…
¡Qué abusador!, encima que le pongo cuernos a su hija, quieres cenar gratis, me recriminó mi conciencia… pero tal vez ese ambiente familiar me iba a hacer recapacitar, iba a aceptar… solo que Viviana me dio un leve codazo…
- Gracias papi, pero Danny ha estudiado de amanecida y debe estar cansado… yo tampoco tengo muchas ganas de salir…
- Bueno, está bien, les traeremos algo de todas formas… dijo mi hasta entonces suegro.
- Pórtense bien… dijo la madre de Viviana con una sonrisa bonachona antes de salir.
Cuando escuchamos su auto alejarse Viviana se acercó a la ventana para cerciorarse de que no regresaban, ya saben, a algunos padres les es difícil dejar a la hija con el novio, sobre todo en una casa vacía.
- Ya se fueron… ven… me dijo tímidamente.
- ¿A dónde?... pregunté curioso, sin entender.
- A mi cuarto… dijo sonrojándose levemente.
- Ah… ok… respondí un poco aturdido.
Ella subió la escalera hacia su habitación, yo iba detrás de ella aun sin entender… ¿Querrá mostrarme uno de sus peluches nuevos?, pensé… no creo que quiera… ¿o sí?... bueno ayer casi me propuso ir a mi casa para tener relaciones, y hoy parece querer lo mismo… ¿A qué se debe este cambio? Viviana no es así…
Recordé que hubo un par de ocasiones en que nos quedamos solos en mi casa y en su casa, pero nunca pasó nada, se moría de vergüenza. Sentía cierto respeto por su casa y la mía. No Danny, no es correcto hacerlo aquí… me decía generalmente. Claro que horas después terminábamos en un hotel lo que habíamos empezado en nuestras casas.
Entramos a su habitación, me senté en su cama…
- Sé que has estado muy tenso últimamente… me dijo.
¡Diablos!, creo que ya se dio cuenta que la estoy engañando… pero ¿Por qué me trajo a su habitación? ¿Para regañarme?… quizás eligió este lugar por si es que sus padres regresan, para que no escuchen nuestra discusión…
- Si bueno… intenté argumentar.
- Sé que esto de tus estudios te tiene así…
- Claro, claro… la universidad y esas cosas… dije aliviado.
- Entonces pensé que te podía ayudar a que te relajes… dijo sonriendo tiernamente y empezó a quitarse el discreto top que llevaba.
- Oye, eso no es necesario… dije sintiéndome un poco mal al verla así, esforzándose por hacerme sentir bien, sobre todo cuando la causa de mi estrés eran los cuernos que yo le ponía.
- Quiero hacerlo… dijo acercándose.
Su top yacía en el piso, luego me dio un apasionado beso y guió mis manos hacia los broches de su brasier. Parecía nuevo, muy bonito, de color negro, vaya le quedaba muy bien…
Sin embargo me era un poco rara la situación ya que yo era el que generalmente iniciaba las acciones… pero me estaba gustando su cambio de actitud, que tomara la iniciativa, además ya teníamos casi un año juntos, era tiempo de que se soltara más en ese aspecto…
- Además quiero darte tu regalo de aniversario… me susurró dulcemente al oído.
Error… no teníamos casi un año juntos… ese día cumplíamos exactamente un año juntos… ¡Qué estupido! ¿Cómo lo pude olvidar?... por eso quiso ir a mi casa ayer. Quería que recibiéramos juntos ese día, que hiciéramos el amor toda la noche tal vez… solo que yo tuve sexo toda la noche con Mili…
- Lo siento Viviana… no me acordé… dije, dejando su brasier, que ya estaba desabrochado y que simplemente cayó, dejándome ver sus medianos senos blancos, sus rosados pezones.
- No te preocupes… relájate… te tengo una sorpresa… me dijo sonriendo, ahora procedía a bajarse la falda.
- ¿Es eso una tanga?... dije sorprendido y maravillado.
¡Wow! ¿De dónde salió esta mujer? ¿Qué pasó con mi novia?... parecía que sí, su ropa interior era nueva, seguro salida de un catálogo de Victoria Secret´s… su tanguita era negra también, con algunas partes translúcidas… era deliciosamente pequeña… no veía ningún vello fuera… ¡Vaya! ¿No me digas que se rasuró su conchita?... si quería sorprenderme, lo logró… me dejó con la boca abierta…
Viviana sonrió traviesamente al notar el efecto que su apariencia causó en mí… la veía más desinhibida, no tan mojigata como hace unos minutos cuando a media voz me invitó a su habitación… no, ahora se sentía como una mujer capaz de excitar a su hombre…
- Pero esta no es tu sorpresa… me dijo con una incipiente coquetería.
- ¿Y qué es?... pregunté curioso… ¿Un perfume?, ¿un cd de música?...
- Sonrió bellamente y me miró a los ojos, estaba lejos, muy lejos de acertar…
- Es algo que me has pedido varias veces y siempre me negué…
En ese momento, y por lo sucedido ese fin de semana, mi mente era un desorden de ideas, de sentimientos, así que no estaba para adivinar acertijos… Viviana lo entendió por mi confundida expresión… No me dijo nada, simplemente se subió a la cama, gateó hasta estar a la altura de las almohadas y se quedó así… en cuatro patas… para rematar la idea empinó su trasero…
- No me digas que… dije atónito.
- Si mi amor… este es tu regalo… repuso Viviana con un intenso brillo en sus ojos.
¡Me estaba obsequiando su culo por nuestro aniversario!… me ofrecía su virginidad anal como regalo… me debe amar mucho… pensar que en otras ocasiones se negaba a ponerse en esa posición, o si lo hacía, terminaba lloriqueando, lo cual me hacía arrepentirme de continuar…
Incluso poseerla en 4 por la vagina era difícil, porque no le gustaba… decía que sentía como si la estuvieran violando… y ahora prácticamente me estaba pidiendo que la viole…
- ¿Estás segura?... dije con ansiedad.
Mi verga estaba por estallar viéndola así. No tenía el cuerpo de Mili, sus enormes y firmes nalgas, pero que una mujer llegue a amarte de esa forma, que a pesar de sus miedos y convicciones te ofrezca su trasero virgen para que se lo inaugures… eso es algo igual de excitante, sobre todo en esta niña que con ingenua ansiedad aguardaba descubrir este nuevo placer…
- Si Danny… ¿no quieres disfrutar de tu regalo?... me dijo incitando aún más mi lujuria.
- Sí, sí claro… dije saltando sobre la cama con mi verga en ristre.
Me ubiqué detrás de ella y aparté su pequeña ropa interior. El panorama no era tan carnoso como el de las nalgas de Mili, pero sí apetecible, su blanca piel, sus bien formadas pantorrillas, muslos… no era voluptuosa, pero su cuerpo no podía envidiar el de una modelo, Viviana era de proporciones estéticamente adecuadas…
Me la iba a clavar en una, quizás así mataría el recuerdo de Mili… pero…
- ¡Maldición!... exclamé.
- ¿Qué sucede?... preguntó curiosa, volteando desde su posición.
- No traje nada para ayudarte a lubricar… si lo hacemos así te puede doler mucho… le expliqué con decepción por mi mala suerte.
- Yo tengo… me dijo con alegría y señaló su mesita de noche.
- ¿Perdón? ¿Cómo? ¿Cuándo?... pregunté atónito.
- Después te explico… me dijo con cierta impaciencia, casi nerviosismo.
Era cierto, no era momento de dar explicaciones, si dejaba pasar más el tiempo tal vez su aplomo iba a decaer, se pondría nerviosa y no me dejaría inaugurar su pequeño agujero.
Sobre su mesa de noche había un pequeño paquete envuelto con papel de regalo, lazos y esas cosas, solo faltaba una tarjeta… bueno, ya saben lo que había adentro…
Sin perder tiempo me unté el gel en mi verga y le unté otro tanto en su rosado ano, se estremeció al sentir ese masaje. Quería clavársela ya, pero me contuve. Decidí tener la misma consideración que tuve en la iniciación anal de Mili: usaría primero mis dedos y cuando la penetración fuera propicia le insertaría mi verga.
Así lo hice, pacientemente me tomé unos minutos para seguir el mismo procedimiento que seguí con Mili dos semanas antes. A diferencia de ella, Viviana presa de la vergüenza, no soltaba ni un quejido, menos aún un gemido. Por momentos parecía una estatua, pero los temblorcillos y el estremecimiento que mis dedos ingresando a su ano le producían se manifestaban por momentos.
Cuando sentí que era el momento, saqué los dedos y ubiqué mi verga en su pequeño agujero… parecía un momento histórico, quizás burdo y tonto, pero de cierta forma aquello podía definir nuestra relación…
- Acá vamos... dije y no escuché respuesta, ella sabía lo que venía.
Empujé suavemente contra su arrugado esfínter, ella iba huyendo al sentir la presión, pero la detuve sujetando su cintura… empuje y empuje hasta que la cabeza de mi verga entró…
- Ayyy mamita… auuuu… se quejó con voz apagada, sollozante, al sentir violado su ano.
- Tranquila… lo haré suavemente… le dije acariciando su espalda.
Seguí empujando hasta que un cuarto de verga estuvo dentro de su núbil agujero… ella ahogaba exclamaciones de dolor en la almohada donde tenía enterrada su cabeza, aun así parecía dispuesta a continuar a cumplir con regalarme su angosto agujero…
- Vamos relájate… le decía.
Su cavidad anal estrechaba mi endurecida verga, su nerviosismo hacia que lo contrajera por momentos. Sentía que no podía avanzar más, así que fui simulando el acto sexual, atrayendo y alejando su cintura lentamente…
Su ano a tropezones iba cediendo, insertándose de a pocos más y más mi verga, hasta un poco más de la mitad…
- Ay no… ya nooo… auuuu… me pedía llorosa.
- Ya va a pasar…
Mi verga nuevamente se detenía, necesitaba mayor fuerza. Dejé de lado mi delicadeza, estaba ansioso por poseer finalmente a Viviana de esa manera, y tal vez, exorcizar el recuerdo de Mili. Si antes estaba arrodillado detrás de ella, ahora ponía mis dos pies sobre la cama, con las rodillas flexionadas a ambos lados de las caderas de Viviana…
- Nooo… ¿Qué haces?... auuuu… chilló Viviana.
Con mi propio peso ahora empujaba mi pene hacia el interior de Viviana, intentando mantener el equilibrio con mis manos en su cintura. Sus carnes se abrían dificultosamente, las paredes de su ano hacían presión para no dejarme entrar… pero un breve descuido, quizás un leve suspiro hizo que su cuerpo cediera y terminara insertándose toda mi verga…
- Ayayayay.… sácalo… por favor… sácalo… Auuu… se quejó con su cabeza de lado.
- Tranquila… espera un rato… si no te acostumbras lo saco… le dije, aunque esta promesa por lo general es una mentira piadosa.
- Ayyyy… está bien… confío en ti… me dijo adolorida.
Me acomode mejor entre sus quejidos, por momentos su ano palpitaba fuertemente en mi verga, en otros instantes se relajaba… Aproveché uno de esos instantes de relajación para empezar a meter y sacar mi verga suavemente…
- No todavía no… espera… ayyay…
- Vamos relájate… lo estas haciendo bien… la animaba.
Vi su rostro apoyado de lado en la cama, con una expresión de dolor, enrojecido, sudoroso, con algunas lágrimas pugnando por salir… Me dejé llevar por mi propia excitación, la fricción de su recién inaugurado agujero… fui incrementando mi ritmo…
- No… por favor ya nooo… auuu… me suplicaba.
- Es mi regalo ¿Lo recuerdas?... me atreví a decirle.
Su expresión cambió de dolor a sorpresa por mi desconsiderado comentario, sin embargo se calló unos instantes y decidió soportar… la cama comenzaba a retumbar producto de mi creciente vigor…
- ayyy auuu…. La escuchaba quejarse, algunas lágrimas bañaban sus mejillas, pero embebido en mí lujuria no le presté mayor atención.
En un momento escuché el chirrido de una puerta. Me detuve pensando que sus padres me iban a atrapar sodomizando a su hija. Cuando volteé me di cuenta que una de las puertas de su ropero se había abierto, quizás los retumbos de la cama hicieron que la puerta cediera, y ahora mostraba su espejo… y su reflejo le permitió a Viviana ver como la sometía…
- Ay nooo... ¿Qué me haces?... auuu... exclamó horrorizada.
Aquel espectáculo no le estaba siendo tan grato como lo era para mí, ella con su trasero empinado, su negra y pequeña ropa interior hecha a un lado, su espalda inclinada hacia la cama, sus manos arañando la gran almohada sobre la cual su rostro descansaba de lado… y claro, quien les escribe empujando frenéticamente su verga en su estrecho ano…
- ¡Me estás violando!... ayyy… detente… auuu…
- Espera ya casi… le decía apurando mis movimientos.
Ahora veía el rostro de Viviana sorprendido, adolorido, con la boca abierta, a pesar de sus reclamos no hacía ningún movimiento para liberarse… más bien soportaba mis embestidas con menos quejas que antes… estaba embobada por lo que observaba a través del espejo… no podía creer lo que le hacía… quizás esta imagen la llenaba de morbo también…
- Suéltame… ahhh… No sigas… Uhhhh… ayayay… exclamaba con cierto pudor, sin embargo parecía empezar a disfrutarlo.
- Amor resiste… ya casi…
- Déjame ya… Danny detente… exclamó llorosa, la culpa de esa aberrante situación nuevamente la invadió.
A mi en cambio me invadieron los recuerdos de las cogidas con Mili, el sonido del golpeteo de sus nalgas con mi ingle eran más sonoros que los que ahora escuchaba con Viviana… ¿Por qué pienso en eso ahora?, me recriminé, aumenté de manera despiadada mis embestidas. Quería dejar de pensar en eso, no escuchaba las quejas, los llantos de Viviana… estaba embebido en mi mundo y no me di cuenta que la estaba violando de una manera brutal…
- Basta… por favor… ya nooo… Ahhhh… fue su última queja.
En un último empuje llene por primera, y quizás última vez, los intestinos de Viviana… mi espeso semen la llenó provocándole unos violentos espasmos…
Cansado, casi acalambrado pero satisfecho, me alejé de ella… mi verga salía con dificultad de su estrecho agujero. Viviana se dejó caer de lado, se encogió, intentando cubrir su desnudez. Se tapaba el rostro sollozando… solo entonces me di cuenta de lo torpe y necio de mi accionar.
- Oye… lo siento… le dije culposamente, abrazándola.
- Te dije que te detuvieras... ¿Por qué no lo hiciste?.... me reclamó.
- Perdona… es que no… no sé… te vi tan segura de querer hacer esto…
- Pero te pedí, te suplique que no siguieras, ni siquiera te diste cuenta que estaba llorando… me recriminó entre sollozos.
- Discúlpame amor… le dije sintiendo que lágrimas de culpabilidad se agolpaban en mis ojos.
Me estaba matando verla así. Había pensado más en mi disfrute personal que en ella. Había actuado de la forma que siempre reproché en otros, ¿En qué me estaba convirtiendo?... encima de serle infiel ahora prácticamente la había violado aprovechándome de su generoso ofrecimiento, de ese regalo de amor que había preparado darme esa noche.
- Amor ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?… pregunté, quería hallar la forma de que se calmase, de arreglar las cosas.
- Solo vete… déjame sola… me dijo.
- Pero… quise refutar.
- ¡Lárgate!... me gritó mostrándome por primera vez su rostro furibundo, lleno de lágrimas, enrojecido de ira, decepción.
- Está bien…
Ese día no podría solucionar las cosas, quizás nunca lo haría… mi presencia empeoraba todo. Quería estar sola. Tomé mis cosas y me marché…
En el camino a mi casa me sentí la peor basura del mundo, me reproché por mi accionar, no encontré respuestas para lo que hice… quise culpar a Mili, a Javier, a todos… pero era mi culpa… yo lo hice… Todo lo demás eran circunstancias, lo cierto es que yo tuve la posibilidad de detenerme, de no continuar, pero no lo hice, me deje llevar…
Pensé en Viviana, en todo lo que habíamos pasado juntos y como lo había echado a perder. Luego pensé en sus padres, si la encontraban así… si me acusaba, bueno, como es normal sentí temor pero no pensé en huir… si aquello pasaba a mayores me merecía el castigo que pudieran imponerme ellos, la policía, el juez, la ley, quien fuese…
Toda la noche intenté comunicarme con ella. Envié mil y un mensajes al celular de Viviana. No quería salvarme del posible castigo, solo quería que me perdonase… pero no recibí respuesta… sería difícil que me perdone después de lo que le hice…
Al final me tiré en un rincón oscuro de mi cuarto y lloré amargamente por las estupideces que cometí esa noche, ese fin de semana…
- Danny despierta… ¡Hey!…
- ¿Qué pasa?... ¡Viviana! ¿Qué haces aquí?... exclamé sorprendido.
Ella más sorprendida aún me miraba desde arriba…
- ¿Qué hago aquí? ¡Esta es mi casa!… me respondió sonriendo.
- ¿Tú casa? ¿Qué pasó?... repliqué aturdido mirando alrededor.
- Amor te quedaste dormido… tenías una pesadilla y te desperté.
- ¿En serio?
Parecía cierto, estaba en su sala, con la luz a medias, la televisión aún encendida, mi cuerpo echado en el sofá con mi cabeza sobre sus rodillas y ella me miraba bonachonamente, acariciándome el cabello.
- Nada de eso pasó…ufff... que alivio… musite sentándome.
Nunca tuve una pesadilla tan horrible, tan real. Incluso en mis mejillas aún se escurrían unas cuantas lágrimas, las cuales limpié lo más rápido que pude. Me incorporé, sentándome a su lado.
- ¿Te sientes bien?… preguntó preocupada.
- Sí, es solo que… ¿Y tus padres?...
- Salieron a cenar hace 20 minutos… ¿no te acuerdas?...
Al menos esa parte era cierta, tal vez eso fue lo último real que vi y escuche antes de quedarme dormido…
- ¿Estás bien?... replicó preocupada.
- Si… bueno no… no sé… respondí aun aturdido.
No sabia que era lo que le podía explicar, todo lo sucedido ese fin de semana, el sueño, todo era confuso. Viviana no era tonta, yo llevaba semanas en esa distracción, abstraído por mis culpas… no tardaría mucho en darse cuenta cual era el motivo de mis distracciones.
- Si, hace tiempo que no estás bien… me reprochó.
- Tienes razón... mira… le dije y me detuve.
Tal vez era el momento oportuno para dejar de huir, la situación se me iba de las manos. Mi sueño podía ser una advertencia, un presagio de que las cosas si seguían así iban a terminar mal…
- ¿Y bien?... me apuró Viviana.
- Está bien… he estado un poco ido últimamente, la universidad, los cursos me están poniendo de cabeza y… dije intentando justificarme.
- ¿Estás seguro de que solo es eso?... me preguntó angustiada.
Dude en confesarle la verdad, sabía que le haría daño… podía mentirle o esconderle la verdad, después de todo "Ojos que no ven, corazón que no siente"… solo que mi corazón y mi conciencia sabían la verdad… y me estaban atormentando…
- No, es que…
- ¿Qué es?... ¿Es acaso otra mujer?... preguntó desafiante.
No respondí… la expresión en mi rostro y mi silencio le dieron la respuesta que no me atreví a gesticular… su semblante cambió.
- ¿Ella te gusta?... preguntó dolida.
- No sé… respondí abrumado por sus preguntas, sobre todo porque no tenía la respuesta exacta.
Claro que Mili me gustaba físicamente ¿A quién no le gustaría una chica así?… nos llevábamos bien en la cama, en el sillón, en la mesa, en la ducha, etc. Saben a qué me refiero… pero más allá de eso, en las cosas normales y cotidianas que hacen llevables cualquier relación… no, no lo sabía, eso era un misterio aún… tampoco quise responder porque era clavarle una estaca más en el corazón a Viviana, sin embargo ella tenía la respuesta…
- Te debe gustar, sino no estarías así…
- Vamos Viviana no sigas con esto…
Era una tortura lo que se estaba haciendo. No sé si es una virtud o un defecto en las mujeres que, llegada esta situación, siempre quieren desentrañar toda la situación, a pesar de todo el dolor que les puede causar… será valentía, la búsqueda de una razón, un por qué… o simple masoquismo… sea lo que fuera, yo era el culpable, yo había generado eso…
- Recuerdo que me prometiste que si alguien te llegaba a interesar me lo ibas a decir… que era mejor terminar nuestra relación antes de que pasara algo… que preferías ser honesto conmigo antes que serme infiel… ¿Es por eso que me estás diciendo esto?...
- Si, bueno… dije intentando salvar la situación, pero ella me conocía, sabía que mentía.
- ¿Ustedes ya han tenido algo?... preguntó visiblemente mortificada.
En mi aturdida mente ensaye una respuesta… solo que la respuesta nunca salió por mis labios…
- ¡Responde!... me exigió molesta.
- Sí, pero solo fue sexo… repliqué sin pensar.
Me dio una sonora bofetada que me volteó el rostro. Me la tenía bien ganada, no solo por el hecho de la infidelidad sino porque ella era víctima de esta situación y yo me atreví a contestarle de esa forma brutal.
Al principio me dejó helado, luego un poco de rabia, pero entendí que no tenía derecho a sentirme molesto. Volteé a verla, estaba roja de ira, luego se fue calmando.
A decir verdad, nunca una bofetada me había dolido tanto, no por la fuerza que le imprimió, sino por lo que significaba… la había defraudado.
- Eres una basura… compartí contigo lo que era más sagrado para mí y no lo supiste apreciar…
La expresión de decepción que tenía me partía el alma. Nadie me había hecho sentir tan culpable… ni siquiera mi padre cuando le dije que no quería estudiar medicina, después de que durante muchos años me compro libros y juguetes de doctor… solo que la cara de mi viejo se recompuso en algo cuando le dije que iba a estudiar Economía… Pero el rostro de mi novia, mejor dicho exnovia, no lo podría componer, el daño estaba hecho.
A pesar de que no le vi derramar una lágrima, quizás pensó que no me daría ese gusto, sabía que estaba muy afectada. Fui el primer hombre en su vida y también su primera gran decepción.
- Lo siento… espero que algún día me perdones... le dije compungido.
- Quizás algún día te perdone… pero jamás lo voy a olvidar… ahora vete… me dijo al borde de lágrimas.
- Viviana…
- Déjame sola… ¡Lárgate!…
- Está bien…
Me levanté y me marché.
Al salir tenía el corazón hecho trizas. Había pasado un año de mi vida con ella, un tiempo corto tal vez, pero significativo. Hasta mis padres habían notado y apreciado el beneficioso cambio que Viviana había logrado en mí.
Era la primera relación formal que tuve, había experimentado el día a día de una relación, el fortalecimiento de la misma, aprendí a dejar de lado mi orgullo y llamarla después de una pelea, comencé a apreciar los pequeños detalles, sentí como el cariño sincero se iba transformando en algo más… en amor tal vez… si ella me amó… pero yo no la amé como era debido, sino no habría hecho esto.
Mi naturaleza inmadura había echado a perder algo que iba por buen camino… Tal vez no estaba preparado para esto aun… me dije. Además Viviana no merecía continuar soportando mis indecisiones y mis traiciones.
Solo esperaba haber tomado la decisión correcta… haber elegido a la chica correcta…
Ref.: Por AdrianReload - TodoRelatos.
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